El 14 de octubre de 2024, La Poste le invita a continuar el paseo por las capitales europeas, con un bloque de 4 sellos dedicados a la ciudad de Berna. Esta serie, iniciada en 2002, celebra este año el 150º aniversario de la Unión Postal Universal creada el 9 de octubre de 1874, con sede en Berna.
El elegante bucle del Aar rodea Berna, fundada en 1191 sobre un montículo que domina el río. La capital de la Confederación Suiza, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, debe parte de su encanto a la unidad arquitectónica de su casco antiguo, que ha conservado su aspecto medieval.
Se puede recorrer a pie a través de calles adoquinadas, fachadas de arenisca y torres históricas, como la Torre de la Prisión. Tras cumplir su función principal entre 1641 y 1897, hoy alberga la sede del Foro Político Federal, símbolo de la democracia suiza.
Desde lo alto de la emblemática Torre del Reloj, que conserva su mecanismo astronómico original (1530), la vista de la ciudad y los Alpes es magnífica. Podemos contemplar el campanario de la colegiata de San Vicente, de estilo gótico flamígero, cuya primera piedra se colocó en 1421. Conviene detenerse ante el portal principal y admirar el realismo de los personajes policromados en una representación de el Juicio Final.
Pasear por Berna es un puro placer, ya sea recorriendo los 6 kilómetros de soportales que atraviesan la ciudad o paseando por la majestuosa plaza con 26 fuentes que bordea el Palacio Federal, sede del gobierno.
Berna es también la sede de organizaciones internacionales como la Unión Postal Universal (UPU), simbolizada por la estatua del escultor francés René de Saint-Marceaux. Durante 150 años, con sus 192 países miembros, la UPU ha reunido a actores globales del sector postal para garantizar una red universal de productos y servicios de vanguardia.
Berna es una ciudad inspiradora. Allí Einstein desarrolló su teoría de la relatividad, el arquitecto Renzo Piano hizo emerger de un prado tres ondas de acero y vidrio para albergar las obras del museo Paul Klee. Y al ver a los berneses sumergirse en las cristalinas aguas del Aar, nos decimos que es una ciudad donde se vive bien.