La oblea es uno de los dulces navideños más típicos, algunas teorías apuntan a que la existencia de la neule (oblea) es anterior al turrón. Tradicionalmente se han consumido junto con algún tipo de vino o cava, que se utilizaba para mojar el dulce. Esta forma de consumirlo, es decir, enrollar un trozo de pan de ángel, con la idea de mojarlo, comenzó con una monja ya que era y sigue siendo hoy en día una práctica habitual en la elaboración de dulces en las órdenes religiosas.
La receta de la neule combina la masa de harina que forma la oblea, que se enrolla en forma de cesta y luego se añade azúcar. Hoy en día existen obleas rellenas de turrón de Jijona o recubiertas de chocolate, y también versiones funcionales, por ejemplo, sin azúcar (con lactitol, por ejemplo) para diabéticos o sin gluten para celíacos.
La imagen del sello es una composición gráfica de varios elementos con la letra N:
1. La neula es uno de los dulces navideños más típicos.
Neuler es una especie de pinza con dos platos redondos, en los que se vierte la masa de forma que adquiere forma de círculo. La masa se aplana entre los dos platos.
3. El nombre Neula proviene de la palabra latina Nebula, que es un tipo de “niebla” poco densa.
La intención es utilizar la N como símbolo ya que es la inicial de las tres palabras: Navidad, simbolizada con la N de obleas y en medio de la pinza (Neuler) y el color blanco simboliza la niebla poco densa, la Nebulina, nombre en latín de la oblea.
La autora, Clara Vives, destaca en su composición “Relevancia, sencillez y humanismo. Sencillez: solo dos objetos: la oblea y el neuler. El humanismo: protagonismo de la oblea con una elaboración artesanal”.