El trompo es uno de los juguetes más antiguos y fascinantes de la historia, con raíces que se remontan a civilizaciones tan antiguas como la griega y la egipcia. Este objeto sencillo pero cautivador ha atravesado épocas y culturas, convirtiéndose en un símbolo atemporal del juego infantil.
En sus orígenes, solía fabricarse en madera en formas rudimentarias. Con el tiempo, el trompo ha evolucionado tanto en diseño como en materiales, adaptándose a los avances tecnológicos y a los gustos de cada época, con trompos fabricados en barro, metal o más recientemente plástico.
Cada estilo presenta particularidades que reflejan no solo la creatividad del fabricante, sino también la vida cotidiana y las tradiciones de quienes los utilizan. Este juguete es una gran fuente de entretenimiento que implica destreza y control para hacerlo girar con elegancia y precisión.
El trompo fomenta la coordinación y la concentración en los niños, además de favorecer la interacción social ya que es un juego que se disfruta tanto de forma individual como en grupo. Invita a los jóvenes a desafiarse entre sí, creando un sentido de sana competencia que potencia la camaradería y la diversión.
En la actualidad, la peonza (como se la conoce en algunos lugares) ha experimentado un resurgimiento con innovadores diseños que incluyen luces LED y espectaculares giros que captan la atención de las nuevas generaciones. Este juguete, aunque sencillo, plantea una importante lección: la diversión no requiere tecnología compleja, sino imaginación y creatividad.
Con cada giro, la peonza nos recuerda la importancia del juego en la infancia, contribuyendo al desarrollo motor, social y emocional de los niños.
Correos lanza este sello que representa la evolución de este mítico juguete que pasa del tradicional, de madera y con forma de pera, al más moderno, de plástico y aspecto casi galáctico. Con esta emisión se pone en valor una tradición que sigue girando en la memoria de los mayores y entre los dedos de los más pequeños.