Las obras de arte de uno de los pintores barrocos más importantes de Europa Central, Franz Anton Maulbertsch (1724 – 1796), atraen la atención desde hace más de cien años. Se graduó en la Academia de Viena y fue miembro de la misma desde 1757. El pintor Oskar Kokoschka comparó su impacto artístico, su excepcionalismo y su excentricidad con el legado musical de Wolfgang Amadeus Mozart. Se han dedicado cientos de publicaciones a la identificación, descripción e interpretación de sus bocetos, óleos y murales. Estos textos interpretativos de su visualidad artística también demuestran las múltiples direcciones potenciales que ofrece el estudio de la obra artística de Maulbertsch: desde el análisis formal hasta los estudios iconográficos, pasando por el estudio del desarrollo de la caligrafía, la luminosidad y el color del autor, o la evolución y el desplazamiento de la pintura del Barroco tardío hacia el Clasicismo, hasta una ilustración más amplia de los desarrollos políticos y sociológicos en Europa Central en la segunda mitad del siglo XVIII.
En particular, la relación entre la Ilustración y la reacción posterior del llamado movimiento católico antiilustrado. La obra de Maulbertsch es muy original y se caracteriza por una comprensión muy personal y una interpretación dinámica del color, la luz y la forma. En Eslovaquia, esto se refleja en el cuadro firmado de la Inmaculada con San Miguel Arcángel de 1778 en el altar mayor de la iglesia parroquial de Skalica. La luz en este cuadro proviene de varias fuentes irracionales y es quizás el elemento más importante en la construcción del conjunto, el que transmite el significado. El centro de gravedad de la composición, compuesta en diagonal y desarrollada verticalmente, se encuentra en la parte superior, con la Inmaculada con las manos unidas en el vértice, con su gloriolo de estrellas y la paloma del Espíritu Santo sobre ella. Debajo de ella, flotando en un movimiento dinámico, el Arcángel Miguel, con armadura, casco, escudo y espada, aniquila a los demonios. El cuadro de Skalica, creado para el magistrado de la ciudad real libre, es una de las mejores pinturas al óleo de Maulbertsch de la década de 1870 y demuestra que, si bien su estilo artístico se ajustaba a las exigencias del período clásico, mantuvo en todo momento sus cualidades artísticas.