La Navidad ocupa un lugar especial en nuestros corazones, independientemente de la edad. Nos envuelve en una experiencia sensorial, desde el suave roce de los copos de nieve en nuestras mejillas hasta la calidez del chocolate caliente en nuestras lenguas, el aroma de los buñuelos recién horneados que llena el aire y las melodías familiares de la música navideña. Es un momento en el que sentimos una conexión más profunda entre nosotros. Pero, ¿por qué?
Cuando eras pequeño, los adultos trabajaban para cultivar la magia de la Navidad a tu alrededor. ¿Recuerdas esos momentos en los que tus padres proclamaban: "¡Papá Noel está de camino!"? Se te abrían los ojos de emoción al imaginar el regalo perfecto de Papá Noel. Sin embargo, a medida que crecías, tu comprensión de la Navidad evolucionó y llegaste a darte cuenta de que Papá Noel era simplemente una leyenda. ¿O no?
Para mí, Papá Noel representa más que un cuento de hadas. Y ese sentimiento continúa, especialmente ahora que las familias con niños lo han aceptado como Papá Noel aquí en las Islas Feroe. Pero, ¿cómo llegó a existir Julius?
Retrocedamos en el tiempo hasta 2016, cuando me encontraba en el corazón de Tórshavn esperando con impaciencia la iluminación del gran árbol de Navidad. Las familias emocionadas se reunían en anticipación, el aire se llenaba de alegría festiva. La ciudad estaba adornada con adornos navideños, ofreciendo gofres caseros en puestos acogedores, mientras un gigantesco camión de bomberos estaba listo para izar a Papá Noel hasta la flor de Pascua en la parte superior del árbol. Era un momento esperado con impaciencia por niños y adultos por igual.
Entonces el sacerdote comenzó a hablar sobre la festividad, y también lo hizo el alcalde. Los niños y yo esperábamos con impaciencia a Papá Noel. Recuerdo que estaba emocionada por ver quién era el Papá Noel de este año y cómo haría el trabajo. Entonces escuché las palabras: "¡Gritemos por Papá Noel!". Los niños gritaban cada vez más fuerte, y de repente oí el viejo silbato reconocible que venía aullando por la calle. Miré a mi alrededor, esperando que la obra se desarrollara como había imaginado. Divertida y alocada.
Papá Noel salió del camión de bomberos y los niños gritaron: “¡Hola Papá Noel!”. Fue la primera vez que me pregunté por qué no llamaban a Papá Noel por su nombre. Entonces, mis pensamientos comenzaron a volar. Tal vez me gustaría esta tarea: interpretar a un Papá Noel que todos los niños de las Islas Feroe conocieran por su nombre.
Cuando se encendió el árbol de Navidad, le dije al organizador que estaba de pie a mi lado que me gustaría intentarlo el próximo año. La respuesta fue clara: “¡Tienen que permitirlo!”.
A principios del año siguiente, me uní a un amigo, Rógvi Brekku Dam, que ha sido parte de la escena del entretenimiento en las Islas Feroe durante mucho tiempo, para crear un Papá Noel que todas las familias con niños conocieran. La tarea se tomó en serio. Estábamos emocionados e impacientes. Después de mucho debate, decidimos que el atuendo de Papá Noel debería reflejar el estilo feroés, debería ser alegre, torpe, travieso con una sonrisa torcida y su nombre debería ser Julius.
Teníamos muchos sueños y nos fijamos grandes metas. El sueño era entretener a todas las Islas Feroe, crear programas de televisión para niños de las Islas Feroe, escribir nuevas canciones navideñas, realizar representaciones teatrales, tener nuestro propio sitio web y nuestro mayor deseo era que los niños gritaran “¡Hola Julius!”.
El número siete tiene un significado especial en los cuentos de hadas. Después de siete años alcanzamos nuestra meta y luego solo nos quedaba una cosa por hacer, que era soñar nuevos sueños y establecer metas aún más grandes.
Algunos de nuestros nuevos sueños e ideas incluyen producir más contenido infantil de las Islas Feroe para las redes sociales, la televisión y el teatro, y lograr que todas las familias con niños envíen sus deseos navideños con sellos de Julius en el sobre a través del viejo y querido buzón.
Sasho Bjartsson
