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Día Internacional de la Paz (C)

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Acerca de Día Internacional de la Paz (C)

Los niños necesitan la paz tanto como necesitan jugar. Necesitan una estructura que adquieran en la rutina diaria y la seguridad en un hogar que no esté marcado por discusiones frecuentes e intensas. La guerra como experiencia altera la sensación de paz y es excepcionalmente dañina para el desarrollo de los niños, por lo que los niños necesitan ser especialmente protegidos.

Lo primero que pensamos cuando decimos “infancia” es jugar. Pero los niños disfrutan de la paz tanto como del entretenimiento. Necesitan paz en diferentes formas en su vida diaria. Son una forma fundamental de rutina, como un baño tibio por la noche o leer un libro ilustrado. Proporcionar una rutina de manera constante ofrece a los niños una sensación de estabilidad y seguridad; es un marco dentro del cual un niño puede relajarse, explorar y disfrutar, en comparación con la vida diaria marcada por la confusión y el caos. Además de la falta de rutina, la necesidad de paz de los niños se ve alterada por las discusiones frecuentes e intensas entre los padres. Provocan sentimientos de inquietud, tristeza y culpa en los niños. Siempre que sea posible, los padres deben recordarse a sí mismos que son modelos a seguir para sus hijos, incluso cuando están discutiendo. Los niños aprenden a comportarse de la manera que les corresponde observando el comportamiento de sus padres. Además, los niños no tienen la misma imagen del mundo que sus padres y a menudo piensan que son ellos los que provocan las peleas entre ellos. Por eso, es necesario evaluar con cuidado y sabiduría la inevitable situación de las peleas entre padres e hijos.

Sin embargo, entre los casos más intensos de perturbación de la paz de los niños se encuentra la experiencia de la guerra. La guerra es una experiencia especialmente perturbadora para los niños, ya que no solo pone en peligro su salud física, sino que también les deja cicatrices emocionales. Los niños son como esponjas que absorben el conocimiento del mundo, de las personas, de las relaciones y de sí mismos. Por eso, las experiencias traumáticas pueden afectar negativamente al desarrollo de los niños y es necesario proteger a estos seres vulnerables.