Durante varios milenios, el Mediterráneo fue cuna de civilizaciones e imperios. Fenicios, egipcios, griegos, romanos, persas y árabes lo trataron como propio. Los romanos incluso lo llamaron mare nostrum, “nuestro mar”. Una visión compartida por quienes practican infinidad de deportes, entre los que destacamos en este número dos: el surf y la vela de clase 470.
El origen del surf es discutido por peruanos y polinesios, quienes afirman que se originó hace miles de años; en realidad, el surf nació en el océano Pacífico y sabemos que ya era una práctica común en la sociedad hawaiana hace unos 1.000 años. Sin embargo, no fue hasta 1779 cuando la noticia de esta curiosa práctica llegó a Occidente a través de los diarios del teniente James King, quien acompañó al famoso capitán James Cook en un viaje para descubrir nuevas tierras. Sin embargo, habría que esperar hasta principios del siglo XX para que este deporte se popularizara en todo el mundo.
En Portugal, los primeros registros de su práctica datan de 1920 en Leça da Palmeira, pero fue en los años 40 cuando el surf se popularizó en la playa de Carcavelos, donde se fundó el primer club de bodysurf. En los años 60 surgió el primer gran nombre de este deporte, Pedro Martins de Lima, un hombre que todavía se considera el “padre” del surf portugués. Sin embargo, no fue hasta 1989 cuando se fundó la Federación Portuguesa de Surf, siendo la primera competición portuguesa con premio monetario en 1991.
El surf se practica en todo el Mediterráneo, desde el Líbano hasta el sur de España y, por supuesto, en las costas oeste y sur portuguesas, que, aunque están en el Atlántico, están fuertemente influenciadas por el Mediterráneo, lo que significa buenas olas y buen tiempo prácticamente todo el año.
El oleaje predominante es del noroeste; Así, la costa oeste es la favorita de los surfistas, pero, en el sur, la costa del Algarve también está llena de spots populares, desde Praia do Tonel hasta Ilha de Tavira.
La práctica del surf está muy extendida en Portugal, tanto entre los aficionados entusiastas como entre los profesionales que se dedican a ello en las competiciones del circuito nacional e internacional que se celebran en los spots de surf portugueses.
Las excepcionales condiciones de Portugal para la práctica del surf atraen a surfistas de todo el mundo, que no pudieron evitar maravillarse ante la gigantesca ola que Garrett McNamara surfeó en Nazaré en 2013, de unos 30 metros de altura, lo que le valió un lugar en el Libro Guinness de los Récords.
En cuanto a la vela de clase 470, se trata de una disciplina olímpica que debe su nombre a la eslora de la embarcación, que es de 470 cm, y que se disputa en pruebas masculinas y femeninas. Es un barco oficial en las competiciones de vela desde 1969 y se convirtió en clase olímpica en los Juegos de Montreal de 1976.
La clase 470 está diseñada para dos tripulantes y es a la vez rápida y muy sensible a los movimientos de los regatistas. Además, fue la primera disciplina de vela olímpica en la que participaron mujeres.
En los Juegos Olímpicos de París de 2024, Portugal se enorgullece de contar con cuatro representantes en estas disciplinas: Yolanda Hopkins y Teresa Bonvalot en surf y Carolina João y Diogo Costa en vela de clase 470. De alguna manera, esta emisión de sellos reconoce y felicita su participación en la Olimpiada.
Francisco Pedro Lyon de Castro
