Patear un balón es algo natural para la mayoría de los niños. Saque al niño a la naturaleza y coloque el balón frente a él, lo más probable es que el niño patee el balón, sin ningún estímulo por su parte. Patear el balón es algo natural sin ningún gran esfuerzo, solo con un movimiento de la pierna, y hace que el niño se sienta satisfecho y sonría. Sin ningún objetivo, habilidades superiores y necesarias, el niño disfruta del juego y se divierte, lo que deja una hermosa y fuerte emoción en la memoria del niño. A partir de esas primeras patadas, algunos comienzan a jugar al fútbol y los niños lo hacen por diversión, sin ser conscientes del segmento competitivo. Y cuando algo es divertido, como jugar al fútbol, los niños querrán hacerlo siempre que tengan la oportunidad. Aunque no serán conscientes de ello, con el tiempo mejorarán su habilidad, técnica y preparación física, y con el tiempo también se despertará su espíritu competitivo. Solo que, la victoria de los niños no se mide en el marcador. Se mide en los hábitos deportivos, en la cultura deportiva, en la actitud de los niños hacia todos los demás participantes en los deportes y en su actitud hacia el trabajo. Hazlo lo mejor que puedas, esfuérzate al máximo. Cometer errores, cambiar, aprender, crecer. El fútbol es un deporte, un juego y un entretenimiento, y así debe seguir siendo.
El niño tiene su propio ritmo de crecimiento y desarrollo, que no necesariamente coincide con nuestras expectativas. A través del deporte, especialmente el fútbol, con el que muchos se ganan bien la vida, los padres ven una oportunidad para sus hijos y les forman grandes ambiciones y se las transmiten. Sin embargo, lo único en lo que realmente pueden y deben influir es en el nivel de esfuerzo. Son ganadores si se esfuerzan al máximo, porque así progresan, tienen la oportunidad de adoptar hábitos saludables y se forman como deportistas de por vida. La mentalidad ganadora no se crea con victorias, sino con hábitos y filosofía de vida que dan resultados con el tiempo. El deporte es una buena forma de socializar a los niños y el deporte no debe ser una carga para ellos. El fútbol como deporte de equipo une a las personas, les enseña caballerosidad, mejora las relaciones entre ciudades y países, promueve la construcción de la paz, la accesibilidad al deporte y los valores sociales.