El océano es ahora uno de los pocos lugares en la Tierra donde puedes experimentar una verdadera aventura, llena de descubrimientos, sorpresas y maravillas nunca antes vistas. El mar abierto es una vasta extensión, pero en la inmensidad del océano también hay refugios y abismos oscuros, lugares ideales para las numerosas criaturas que buscan pasar desapercibidas por los humanos, y donde incluso la ciencia y el conocimiento tienen dificultades para arrojar luz sobre lo desconocido.
En las aguas territoriales de Portugal, hay una gran diversidad de criaturas vivas, en las formas, tamaños y colores más variados, desde el animal más grande del planeta, la ballena azul, hasta el plancton más pequeño. En esta parte del océano Atlántico, también encontramos una extensa lista de invertebrados con características muy especiales, como es el caso de los animales gelatinosos. Sin un hogar fijo, derivan interminablemente a merced de los vientos y corrientes en la abundante columna de agua, sin obstáculos ni fronteras de ningún tipo. A pesar de sus cuerpos frágiles y sensibles, que no tienen partes duras, su mera cantidad es un testimonio de sus poderes de autoperpetuación.