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Aurora Boreal

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Acerca de Aurora Boreal

En algún momento a finales de los sesenta, quizás muy a principios de los setenta, uno de mis compañeros de clase preguntó si la noche anterior habíamos visto las luces de colores en el cielo. "Significan el fin del mundo", continuó, mostrándose algo molesto al ver que su sombrío mensaje era recibido con un encogimiento de hombros.

"Qué tontería", le dijeron, "lo que has visto es la aurora boreal. ¿Es la primera vez que la ves?""No", insistió, "era mucho peor que eso. Las auroras boreales son verdes, ¡pero estas luces eran de todo tipo de colores!"

Nos miramos los unos a los otros y nos encogimos de hombros. No había nada que hacer cuando nuestro compañero se ponía en esa actitud. Nos fuimos y lo dejamos con sus cavilaciones catastrofistas. Fuera del patio de la escuela, sin embargo, hablamos de la impresionante aurora boreal que obviamente todos habíamos presenciado. Había sido un espectáculo fantástico y extraordinario.

Luces danzantesEsa misma noche volvió a aparecer la aurora boreal, esta vez aún más bella e intensa. Había algo en ella que sobrecogía por su grandeza, y mientras estábamos allí en grupo, mirando este abrumador espectáculo, pudimos entender a nuestro piadoso y aterrorizado compañero de clase. Pero ni diez caballos salvajes podrían habernos arrancado semejante concesión.

Hilos largos de luz multicolor bailaban, giraban y daban vueltas por todo el cielo, alternando colores que iban desde casi un verde amarillento hasta tonos intensos de verde, azul y rojo. Esa noche estrellada era como si pudieras sentir la luz chispear y crepitar, casi como la electricidad estática en la cabeza cuando te quitas una camiseta de nailon muy rápido.

Tormentas solares y similaresEsto ocurrió a finales de los sesenta o a principios de los setenta, cuando los niños se interesaban por todo lo relacionado con el espacio. Así que, aunque no sabíamos exactamente cuál era el funcionamiento del proceso, sabíamos que la aurora boreal se produce cuando los vientos solares incrementan su energía, especialmente durante las potentes erupciones que emiten las llamadas fulguraciones solares.

El viento solar es una corriente de partículas cargadas y, cuando estas partículas chocan con el campo magnético de la tierra, en los polos aparecen luces del norte o del sur, la aurora boreal y la aurora austral.

Cuanto más fuerte sea el viento solar, más potente será la aurora boreal. Se produce a altitudes de entre 90 y 300 kilómetros, cuando la intensidad de los vientos solares en forma de partículas cargadas se desvía hacia la magnetosfera terrestre, formando un cinturón alrededor de los polos magnéticos de la tierra. Cuando la actividad solar es más intensa, por ejemplo con intensas tormentas solares, el cinturón del norte se ensancha y la aurora boreal se puede ver más al sur.

El procesoEl proceso en sí consiste en que los protones y electrones de alta energía de las tormentas solares chocan con las moléculas atmosféricas, elevando su estado energético durante un momento. Las moléculas y los átomos liberan entonces el exceso de energía o recapturan los electrones desplazados que decaen a su estado fundamental. Y es este proceso de emisión que crea la aurora boreal, y las diferentes longitudes de onda crean los diferentes colores. Los colores de la aurora dependen del tipo de gas excitado por los electrones y de la cantidad de energía intercambiada. El oxígeno emite una luz amarilla verdosa (el color más conocido de la aurora) o una luz roja; el nitrógeno suele emitir una luz azul o morada. Azul, rojo y púrpura son colores que se ven con menor frecuencia y tienden a aparecer cuando la actividad solar es alta. En todos los casos, los colores son producidos por partículas que chocan con nuestra atmósfera.

Las Cejas de Ymer - La Fortaleza de la Tierra MediaSí, sé que estos procesos concretos pueden parecer aburridos cuando se relatan por escrito, pero puedo garantizar que para nosotros, niños y niñas que estábamos en la oscuridad viendo la aurora boreal bailando en el cielo, no había nada aburrido ni trivial en esa escena. He visto a menudo auroras boreales, tanto antes como a partir de entonces, pero nada se acerca al espectáculo cósmico que se desplegó sobre nuestras cabezas esa noche de los años sesenta.

Realmente nos hizo volar la imaginación, y no fuimos los primeros en sentir cierto asombro y humildad al ver semejante exhibición celestial. Nuestros antepasados, los vikingos, tenían su propia explicación sobre el fenómeno de la aurora:Cuando Odin y sus hermanos mataron al enorme gigante Ymir, a partir de su cadáver crearon el universo visible. En el centro crearon la Tierra Media, el mundo de los hombres, y a su alrededor construyeron un baluarte para protegerse contra gigantes y otras monstruosidades. Las fortificaciones se hicieron con las cejas de Ymir y, en ocasiones, se pueden ver las pestañas parpadeando como una luz en la distancia. Esto es lo que algunos denominaron las luces del norte.

Los groenlandeses, nuestros vecinos del oeste, han heredado de sus antepasados leyendas que no son menos coloridas. Los antiguos Inuit sabían que la aurora boreal es en realidad las almas de los muertos jugando a la pelota en el cielo.

Con todo, ¿el fin del mundo?"Es un signo del fin del mundo", dijo nuestro compañero de clase nervioso esa memorable noche. Ni él ni el resto de nosotros teníamos la menor idea de que sus palabras estaban a punto de cumplirse.

El 23 de mayo de 1967, el pánico se apoderó del Mando del Ejército de los Estados Unidos. La Guerra Fría entre los poderes orientales y occidentales estaba en su punto álgido cuando los sistemas de radar estadounidenses de repente perdieron potencia. Los estadounidenses creyeron que el ejército soviético estaba interfiriendo en sus radares y tuvieron la convicción de que los soviéticos estaban llevando a cabo un ataque nuclear contra los Estados Unidos. Todas las alarmas comenzaron a sonar y, como represalia, se empezó a preparar un ataque masivo con armas nucleares cuando una mente brillante tuvo la genial idea de consultar a los científicos sobre perturbaciones atmosféricas.

Astrónomos, que recientemente habían empezado a interesarse por la actividad solar, señalaron que acababa de iniciarse una gran erupción solar y que la tierra había sido objeto de una violenta tormenta solar que estaba afectando gravemente a los equipos electrónicos de todo el mundo, incluidos los sistemas de alerta temprana estadounidenses.

El ataque de represalia se canceló y el inminente Ragnarök nuclear se evitó, aunque solo en el último momento.

Hasta donde puedo recordar, la violenta tormenta solar y la consecuente y espectacular aurora boreal que nos impresionó y asombró esa noche ocurrieron después de 1967, pero no estoy seguro. Al menos estoy contento de que nuestro compañero de clase no acabara siendo un profeta aquella inolvidable noche.
Anker Eli Petersen